miércoles, 24 de septiembre de 2025

El yugo, la yunta y la sabiduría de caminar juntos

Introducción

Desde tiempos inmemorables, la humanidad ha aprendido a convivir con los animales no solo como recurso, sino como compañeros de trabajo. En muchas regiones rurales, el arado de la tierra dependía de un secreto transmitido de padres a hijos: nunca unir en la yunta a dos animales jóvenes e inexpertos.

El campesino sabía que así no lograría un surco derecho. La práctica era juntar a un buey experimentado con un novillo joven. El primero ya conocía la voz del amo y sabía mantener el paso sin desviarse; el segundo, lleno de energía, pero sin disciplina, aprendía al compás de su compañero. Con el tiempo, ese joven se hacía maestro y pasaba la enseñanza a otro. Así, generación tras generación, el arte de arar recto sobrevivía sin necesidad de manuales escritos.

"El buey joven quiere correr, pero el viejo lo hace andar derecho. Y cuando el joven aprende, ya no hay quien lo tuerza" — decía un anciano campesino.

El eco de la Escritura

El pueblo de Israel, como pueblo agrícola y ganadero, conocía bien estas imágenes. Por eso la Biblia recurre tantas veces al yugo como símbolo.

📖 El apóstol Pablo advierte a los corintios:

"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos" (2 Corintios 6:14).

El sentido es práctico: un yugo desigual genera conflicto, un caminar torcido, una vida que pierde dirección. Pero la enseñanza es también espiritual: caminar juntos exige propósito compartido, obediencia a una misma voz y fidelidad a un mismo Señor.

Jesús mismo, con ternura, invita:

"Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, porque soy manso y humilde de corazón" (Mateo 11:29).

Aquí descubrimos algo único: no solo caminamos con otros, sino que el mismo Cristo se pone a nuestro lado. Él carga el peso mayor, Él marca el paso, Él endereza el surco de nuestra vida.

La iglesia como cuerpo que camina en yunta

En nuestra congregación, Misión Fuente de Gracia, experimentamos esta realidad. La vida de iglesia no es una suma de esfuerzos individuales, sino un caminar como cuerpo.

📖 "Somos muchos, pero un solo cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Romanos 12:5).

Así como en la yunta el viejo enseña al joven, en la iglesia los creyentes maduros acompañan a los nuevos. Eso es discipulado: no solo transmitir ideas, sino compartir vida, caminar al mismo paso, escuchar juntos la voz del Señor.

El discipulado es también generacional:

  • Los niños observan la fe en los adultos.
  • Los jóvenes aprenden de quienes ya han corrido la carrera por más tiempo.
  • Todos juntos aprendemos de Cristo, el Señor del campo y de la cosecha.

Una sabiduría para todos

Aunque estas imágenes nacen en el lenguaje bíblico y en la práctica de la iglesia, la enseñanza es universal.

En un mundo que valora la velocidad, la individualidad y la fuerza bruta, la yunta nos recuerda que:

  • No basta con correr: hay que aprender a caminar al mismo paso.
  • No basta con tener fuerza: hay que aprender disciplina.
  • No basta con querer hacerlo solo: necesitamos la guía de quienes ya tienen experiencia.

Este testimonio, vivido en comunidad, muestra al mundo un estilo de vida distinto: un caminar paciente, solidario y con propósito. La iglesia no ofrece un método rápido, sino una manera de vivir marcada por la sabiduría antigua de quienes aprendieron que la vida se cultiva como la tierra: con surcos rectos, con paciencia y en compañía.

Conclusión

La yunta de bueyes, con su sencillez, nos enseña una lección eterna: no se trata de tirar más fuerte, sino de tirar en la misma dirección.

Como iglesia, en Misión Fuente de Gracia, queremos vivir así: unidos en Cristo, aprendiendo unos de otros, guiados por el Maestro que comparte nuestro yugo.

Y como testigos en el mundo, queremos mostrar que hay una forma de vivir más sabia, más antigua que la prisa moderna, pero siempre nueva en Cristo: caminar juntos, de generación en generación, hacia la cosecha abundante que Dios ha prometido.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por el comentario.